jueves, 6 de octubre de 2011

Learning how to love yourself


-Se acabó, no puedo perdonarte. Lo que me has hecho no puede olvidarse. Si te diera una oportunidad no serviría de nada. ¿Qué importaría? En cuanto me diera media vuelta volvería a desconfiar… No puedo confiar en ti, ¿quién me dice que no volverás a hacerlo? Tú, lo sé. Pero tú ya me has mentido. Me mentiste al decirme que me querías. Y no, no me digas que es cierto, porque no te creo. Me has mentido demasiadas veces, y ya no sé cuando dices la verdad y cuando mientes. Mientes tan bien que ya no te creo nada.
-¿Podrías dejarme hablar? Creo que merezco la última oportunidad.
-¿Que mereces qué? No, ni hablar. No mereces que siga aquí malgastando mi saliva y mis lágrimas. Pero ¿qué importa ya? Habla, di lo que tengas que decirme. Continúa haciéndome daño.
-Tienes razón, soy despreciable. Lo que he hecho no tiene nombre, y te aseguro que no me lo voy a perdonar jamás, por lo que comprendería que tú tampoco lo hicieras. Pero necesito que, antes de que tomes una decisión, me escuches con atención. He tenido miedo, miedo a perderte. Muchas veces he sentido como te desvanecías entre mis manos, como te consumías como un cigarro encendido, cómo morías poco a poco sin que yo pudiese hacer nada. ¿Es que acaso no tengo derecho a sufrir? Eres lo más importante de mi vida, y verte así duele más que mil verdades. Yo necesitaba que te recuperases, pero tú no lo hacías. Día tras día te hacías más pequeña, prácticamente te volvías traslúcida a cada minuto que pasaba. Y no me dejabas ayudarte. Me alejabas de ti. Palidecías (más) cada vez que intentaba sacar el tema, y no escuchabas ninguna de mis advertencias.
-Ese no es el tema.
-¿Ves? Lo haces de nuevo. Perdóname por dudar un solo segundo de tu amor. Porque fue eso, un segundo, lo que me hizo falta para darme cuenta de cuánto te amo. Pero tú no lo valoras. ¿Qué te importa a ti cuanto te quiero? A ti no te importa nada, ni si quiera tu. Mi vida, eres la chica más preciosa del mundo. ¿Es que no te das cuenta? Te estás destruyendo por dentro. Estas convirtiendo la belleza en algo horrible solamente porque así lo deseas. Y, lo que más me molesta, es que tú sigues viendo algo diferente en el espejo. Pues se acabó, necesito que te quieras. No puedo soportar un minuto más de desprecio. Y, ¿sabes? Si por desgracia no encuentras una manera de conseguirlo recuerda: Consiguiéndolo serás feliz, y si tú eres feliz yo también lo seré.

1 comentario:

  1. ains,pero que bien escribes cuñadita!!muchas gracias por pasarte por mi blog y dejarme el comentario!que me hace ilusión jaja..
    le he dado a bloglovin para seguirte que te sigo igual de esa manera!es que con google no me deja!
    un besin guapa!el domingo nos vemos no?jaja..

    ResponderEliminar