lunes, 28 de julio de 2014

Canción desesperada

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo."
                                                                         Pablo Neruda, poema 20
                                                                         20 poemas de amor y una canción desesperada.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche, y las palabras, y los susurros… Susurros que mecen, que acompañan, que no dan la vida pero sin embargo hieren. Susurros que rasgan el alma, que la rompen en mil pedazos, que juegan con ella y la maltratan. Susurros procedentes de la mente, del pensamiento, de la más cruda y oscura realidad. Que son ineludibles, inevitables, con un claro acabose.
Sonrisas finitas, palabras con fecha de caducidad, labios que se cansan de besar, manos que se cansan de acariciar, mentiras que no se cansan de dañar… y que desembocan en el final, y en el principio al mismo tiempo. En lágrimas de aprendizaje, en sonrisas que no son capaces de traspasar lo fingido, en palabras alentadoras y nuevas experiencias.
Podría escribir los versos más tristes y oscuros esta noche, pero me conformo con mi prosa barata, con las lágrimas que caen sobre el lienzo que es este papel, que es mi vida... Me conformo con el dolor, con el odio que ruge dentro de mis entrañas y que, por desgracia, es lo único que se me antoja real y seguro ahora mismo.

miércoles, 23 de julio de 2014

Happ... What else?

Hace tiempo que no soy feliz. Hace que no sé ser, ni estar, ni sentir. Hace tiempo que la vida se ha dedicado a robarme justo esto: mi vida, la vida de las personas a las que quiero y que jamás podré recuperar. Hace tiempo que me cuesta sonreír, que lo hago por obligación, que me cuesta sentir emoción por cualquier tipo de cosa. Hace tiempo que no soy yo misma.
En días oscuros como el de hoy, en los que me adentro en la escritura en busca de consuelo, me pregunto si todo lo que me sucede es de alguna forma culpa mía. Siento que, en algún momento de mi vida, he cometido errores que sigo pagando y que de alguna forma seguiré pagando para siempre. De cualquier forma, sea o no culpa mía, confieso que no puedo más. Estoy cansada. Cansada de luchar contra mis lágrimas, contra mis pensamientos y mi dolor. Estoy cansada de fingir que estoy bien. No lo estoy. No puedo más.
Siento que esto no tiene fin. Siento que jamás acabará, que en el momento en el que soy mínimamente feliz hay algo que trata de arrebatármelo. ¿Sabes qué? Arrebátamelo. Estoy cansada de seguirte el juego Vida, de que me hagas creer que hay algún tipo de esperanza para mí. Sé que no la hay. He fallado en todo lo que quiero, he fallado a todos los que quiero, y ahora mismo no creo que nada valga la pena.
Supongo que ahora soy una cobarde, pero también estoy cansada de suponer que soy cientos de cosas. Ya no voy a ser más la fuerte. Ya no voy a ser la que tire de nadie, ni la que sufra por nadie. Ahora sólo quiero ser la que llora, la que se duerme entre lágrimas tratando de que nadie sepa que existen.


Ahora solo quiero rendirme. Al menos, por ahora.