-Llevo meses mandándote cientos de indirectas, diciéndote lo especial que eres y lo feliz que te haría si aceptases pasar una vida entera a mi lado. ¿Por qué esto? ¿Por qué esperar? Vamos, sé que me quieres. No me lo niegues. Lo sé. Lo sé por la forma que tienes de mirarme, de reírte de mis chistes malos, de tocarte el pelo, de vestirte incluso diferente… ¿Por qué? ¿Por qué no hacer que esto sea serio? Estoy harto, quiero que todo el mundo sepa que nos queremos, quiero que deje de ser un secreto a voces. ¿Tan difícil te resulta? ¿Acaso te da vergüenza que te vean conmigo? ¿Has mentido cuando dijiste que me querías? Por favor, contesta, estoy hecho un lío…
-No quiero. No quiero estar contigo. He pasado por esto antes, sé que me acabarás haciendo daño. Es cierto, hemos pasado unos meses maravillosos… Pero ya está, eso es todo, no quiero nada serio. No quiero enamorarme.
-No me quieres ni me has querido, ¿verdad? Solo estabas jugando conmigo…
-¡¿Cómo puedes pensar si quiera que yo haría eso?! Sabes que te quiero. Sabes que jamás he querido a otro como a ti. Sabes cómo me haces sentir cuando me besas, cuando me abrazas, cuando recorres con la yema de tus dedos todo mi cuerpo. Sí, se que lo sabes. Sabes que cuando me dices te quiero dudo si las mariposas de mi estómago se revuelven más que mi corazón. Lo sabes… Eres una de las personas más especiales de mi vida, de eso me di cuenta hace tiempo.
-Te has saltado algo muy importante. Algo que has obviado. Algo que has querido evitar pensar, plantear y sobre todas las cosas admitir. Algo que en el fondo de tu corazón sabes. Algo que me transmites cuando me besas. Algo que, al fin y al cabo, iba a terminar ocurriendo. Me quieres, pero es más que eso. Estás ciega, ciega por miedo. Miedo al daño, a que las grapas de tu corazón vuelvan a soltarse. Pero no debes tener miedo, yo curaré tus heridas. Estás enamorada de mí, no lo niegues más, me haces daño.
-¿Por qué estás tan seguro?
-Porque estoy perdidamente enamorado de ti y aunque me dijeras que no me amas no pararía. No lo haré hasta que estés conmigo. No lo haré hasta que admitas todo. Di algo, por favor. Lo que sientas en este momento. Sea lo que sea. Dilo.
-Estoy enamorada de ti, y te quiero.
-Eso es todo lo que necesitaba escuchar para empezar a sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario