sábado, 25 de agosto de 2012

Mi vida,



‘No sé cómo hacer para que de mi lado tú nunca te vayas, si teniéndote en mi vida para todo tengo agallas.’

No sé si ésta podría llamarse ‘nuestra canción’, pero realmente no es lo que más me importa en este momento. Lo que realmente me importa es hoy, un día más. Y no uno cualquiera, un día más juntos, un día más enamorados. Me importa tu felicidad, la mía, la cual compartimos desde hace algo más de medio año… Me importa mantenerla viva, mantener esa débil llama que parece totalmente indestructible cuando me abrazas. Felicidad… Jamás la había sentido tan cerca, tan real. No digo que todo vaya a ser fácil, pero sí puedo decirte que va a merecer la pena y que de hecho ya la está mereciendo. Habrá muchas cosas en la vida por las que merezca luchar, pero jamás había sentido que algo mereciese tanto la pena. Porque que haya alguien dispuesto a todo por ti, alguien que desee compartirlo todo contigo… Eso es algo excepcional, algo impagable, algo que sé que ninguno de los dos cambiaría por nada del mundo. Y hay algo aún más excepcional, algo que yo estoy deseando hacer y sé que a ti te encantará que haga. Y ese algo es que te des la vuelta, me enseñes esa sonrisa de la cual me enamoré y me dejes besarte para después susurrarte lo muchísimo que te quiero.

viernes, 17 de agosto de 2012

Capítulo 6

Una historia puede hablar de muchas cosas. Puede narrar la vida de uno o varios personajes, puede hablar simplemente de sucesos, incluso puede ser mera descripción… Pero hay algo que toda historia que se precie posee: una situación inicial, un nudo y un desenlace. Estos tres componentes pueden distribuirse de maneras muy diferentes e incluso pueden confundirse, esconderse y excepcionalmente desaparecer…
Esta historia tiene una situación inicial y un nudo confundibles. Ambos se han entremezclado de tal forma que casi parece imposible poderles distinguir, por lo que llamemos a este bucle de acciones ‘relación’. Pues bien, esta relación no comenzó de la mejor forma posible, comenzó con un problema que ha sido arrastrado durante todo el nudo, durante toda la relación… Éste problema es la ignorancia. No la de los protagonistas, por supuesto. Me refiero a la ignorancia de los personajes secundarios, de los antagonistas, e incluso de los pasantes que no conocen apenas a los protagonistas. Con ignorancia me refiero al desconocimiento de cómo son los personajes realmente tanto solos como juntos, pero sobre todo me refiero a que nadie llega a imaginar (o quizás creer) cuantísimo se quieren. No tienen ni idea de que cada uno de ellos se desvive por hacer feliz al otro. No saben que serían capaces de compartirlo todo, de dar lo que fuese por la otra persona… Y aún así, aun sin saberlo, hacen daño. Nadie quiere entenderles, parece ser algo que no agrada, que no se entiende, que quiere separarse, destruirse para que nunca jamás pueda volver a juntarse. Pero hay una cosa muy importante, algo que los protagonistas poseen y el resto de personajes desconocen: están juntos, son fuertes y eso les hace capaces de superar todas las adversidades. Pero centrémonos en los protagonistas, no le demos a otros la importancia que no merecen.
Nuestros protagonistas han aprendido mucho a lo largo de estos capítulos. Se han conocido en profundidad, sobre todo. Lo han aprendido todo sobre la vida del otro, los momentos más felices y los más oscuros. Han aprendido a perdonarse, a tener paciencia. A saber cuando la otra persona necesita un abrazo sin que tenga que pedirlo, a decir lo que realmente uno piensa, a no guardarse nada… Han aprendido a apoyarse en los peores momentos y en las decisiones importantes. Se han acostumbrado a echarse de menos, a quererse besar constantemente, a desearse a menos de un centímetro de distancia. Han aprendido que es posible que no sean las dos mitades de una naranja, pero que jamás encontrarán a alguien que pueda entenderles tan bien como el otro. Han aprendido a amarse tal y como son, con todos los defectos, con todas las imperfecciones, enamorándose así de todos y cada uno de los lunares del otro. Y lo más importante, lo que todo el mundo quiere, a lo que todo el mundo aspira: Han aprendido a ser felices juntos. Con los días de plena felicidad, con los de dudas y celos. Con los días de necesitarse desesperadamente y los días de querer estar solo. Con los de comerse a besos, los de desearse como dos locos. Y son felices, felices como pocos. Felices pese a los problemas, pese a los personajes secundarios, felices pese a todas y cada una de las adversidades. Al final de éste capítulo, del número seis, los protagonistas se han prometido una cosa. Si han de separarse será por decisión de uno o de ambos, pero no piensan dejar que nadie se interponga en su camino.
La historia continúa, aun no ha llegado a su desenlace. Éste se desconoce, no hay prisa por conocerle. Aun quedan muchas cosas por vivir, las mejores sin duda. ¿Es seguro que puedan vivirlas? Por supuesto que no, nada es seguro en la vida. La pregunta es, ¿qué lo impide? Ellos se aman, desean estar juntos, son felices caminando de la mano por la vida. Todo se verá en el siguiente capítulo, nada está asegurado. Lo que sí puedo aseguraros es que yo conozco muy bien a uno de los personajes principales, a la protagonista, a la enamorada de esta historia. Sé cuánto le quiere, sé lo enamorada que está de él. Sé lo muchísimo que adora su sonrisa, lo mucho que le encanta su forma de ser y cuánto echa de menos sus labios cuando no están rozando su piel. Por eso mismo, porque la conozco tan bien, estoy totalmente convencida de una cosa. Se escribirá un capítulo más, un número 7, y al final de él habrá las mismas dos palabras que jamás faltan en cada capítulo, las mismas que siempre le susurra al oído: Te amo.