Hace tiempo que escuché una frase
y desde entonces no he podido parar de darle vueltas: “Solo aceptamos aquello
que creemos merecer”. La razón por la que no he podido parar de pensar en ella
es porque, sin darnos cuenta, este mantra es precisamente el timón de todas
nuestras vidas.
Desde que nacemos se nos impone
un espíritu de competición, de ser el mejor, de superar a todos para poder
recibir premios y recompensas verbales. Nos esforzamos porque nuestros padres
se sientan orgullosos de nosotros, más tarde nos esforzamos por demostrarles a
amigos y compañeros que podemos superarles en cualquier aspecto, y sin quererlo
terminamos cayendo en una espiral de insatisfacción y fracaso. ¿Por qué nos sentimos
así, si bien podría pensarse que esta es una forma adecuada de superarse a uno
mismo y mejorar en cualquier aspecto? Pues precisamente porque el objetivo no
es superarse a uno mismo, ni siquiera es superar a los demás… El objetivo es
simple y llanamente obtener reconocimiento y amor. Sí, he dicho amor. Y digo amor porque es lo que ansía el ser
humano: compañía, cercanía, complicidad, y la sociedad nos ha enseñado con
insistencia que la única forma de obtener todo esto es ser el mejor. Pero… ¿qué
pasa cuando no eres el mejor?
No lo neguemos, no somos los
mejores en todo. De hecho, y dado el volumen de gente que puebla actualmente nuestro
planeta azul, posiblemente el 98% de nosotros no seamos los mejores en nada. A
pesar de la brutalidad de esta afirmación, necesitamos continuar convenciendo
(y convenciéndonos) de que somos los mejores en algo. Porque, si no somos los
mejores en algo, ¿nos merecemos algo? ¿Nos merecemos que nuestros padres estén
orgullosos de nosotros? ¿Nos merecemos tener amistades profundas? ¿Nos
merecemos ayuda? ¿Nos merecemos encontrar a una persona que nos quiera?
Necesitamos cambiar este mantra. Necesitamos voltear el timón y recuperar el control de nuestras vidas. Necesitamos entender que lo más importante es estar orgulloso de uno mismo, luchar por tus propias metas sin importar lo que otros opinen y aceptar todo aquello que nos brinde la vida. Todos merecemos una oportunidad y todos merecemos tener la seguridad y la confianza de aceptarla y disfrutarla.
Necesitamos cambiar este mantra. Necesitamos voltear el timón y recuperar el control de nuestras vidas. Necesitamos entender que lo más importante es estar orgulloso de uno mismo, luchar por tus propias metas sin importar lo que otros opinen y aceptar todo aquello que nos brinde la vida. Todos merecemos una oportunidad y todos merecemos tener la seguridad y la confianza de aceptarla y disfrutarla.